Bill Cunningham, el inventor de la fotografía street style

Hacemos un alto en las crónicas de desfiles de la New York Fashion Week, pero no nos alejamos de la temática, para hablar de toda una institución dentro del mundo del street style, de la moda, de Nueva York y de todo Estados Unidos. Hoy quiero hablaros de ese entrañable hombre llamado Bill Cunningham, el verdadero inventor de la fotografía del street style en América que ha creado escuela con seguidores como The Sartorialist que lo idolatran públicamente y cunden con su ejemplo. Quizás no os suene su nombre (aunque si sois fanáticos de la moda como yo, debería) pero seguro que reconocéis su imagen en cuanto la veais, pues su uniforme de trabajo ( y de la vida, porque su vida es el trabajo desde que se levanta hasta que se acuesta) consiste en una chaqueta azul de fontanero, un gorro de lana, una cámara, la riñonera y su bicicleta.

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Bill Cunningham en estado puro

Bill nació en Boston en el año 1929 (¡en plena Ley Seca!) pero no fue hasta los años 50 cuando se trasladó a Nueva York a trabajar como publicitario. Pronto dejaría su primer trabajo para crear su propio negocio de diseño de sombreros (primer coqueteo con la moda). Negocio que tuvo que abandonar cuando el ejército de los Estados Unidos se lo llevó a la Guerra de Corea. A su vuelta empezó a escribir para Womens Wear Daily (WWD) gracias a los contactos que había hecho anteriormente, y de esta manera Bill se especializó en periodismo de moda, pero lo dejó cuando le obligaron a escribir sobre Saint Laurent cuando él pensaba que la auténtica revolución se llamaba Courrèges. Después se incorporó al equipo del Chicago Tribune, diario que se encontraba en el mismo edificio que el Times. Pero las palabras no conseguían captar toda la belleza que sus ojos veían cuando paseaba por las calles de Nueva York. Así que, poco a poco y tras conocer al fotógrafo David Montgomery, comenzó a fotografiar (con una cámara barata que David le regaló) a las mujeres neoyorkinas con más estilo que no necesariamente eran las mujeres famosas, sinó aquellas cuyos vestidos aportaban color, texturas o cortes diferentes a los vestidos regalados que llevaban las celebrities. Bill no era un paparazzi, a él le interesaba la ropa y eso es lo que captaba con su objetivo: MODA. Su cámara se convirtió en su bloc de notas.

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1980 – Edita Sherman fotografiada en el metro de Nueva York por Bill Cunningham

¿y cuándo se convirtió el hobby en su profesión? Pues en el año 1978 cuando el Times publicó una foto suya de Greta Garbo por las calles de Nueva York. Naturalmente él no se había dado cuenta que era Greta Garbo, solo tenía ojos para el maravilloso abrigo que llevaba. Le había fascinado el estilo de aquella mujer que se convirtió en la primera de una serie de fotografías que supusieron un antes y un después para el periódico, pues era la primera vez que publicaba fotos de gente conocida sin su consentimiento.

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La foto que lo originó todo. Greta Garbo por Bill Cunningham

Y así hasta el día de hoy. Bill tiene una columna en el New York Times que se llama «On the Street» y que, por suerte, está digitalizada y merece la pena ver porque, como dice Óscar de la Renta, «Bill Cunningham es la persona que más conocimiento tiene de la moda americana de los últimos 40 o 50 años». De la Renta no es el único que tiene palabras para Bill, la mismísima Anna Wintour ha llegado a decir que muchas mujeres se visten para él y que a ella la ha fotografiado desde que era una niña.

Su último artículo habla sobre el temporal en Nueva York y lo gracioso que resulta ver a los hombres con zapatos de traje esquivando la nieve para llegar a su trabajo.

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Una jovencísima Anna Wintour fotografiada por Bill Cunningham

En el año 2008 fue condecorado por el ministro de cultura francés con la medalla de la Orden de las Artes y las Letras y dos años después el director Richard Press hizo un documental sobre su vida que merece la pena ver no solo por su interesante trabajo asociado al mundo de la moda sinó por su filosofía de vida pues Bill es un artista de pura cepa. Vive en un diminuto apartamento del edificio Carnegie Hill que fundó Edita Sherman hace 60 años para alojar a artistas. No tiene cocina y el baño es compartido. No tiene armarios y está lleno de cajas y cajas de negativos de las fotografías que lleva toda la vida haciendo. Revela sus fotos en una tiendecita de barrio, lava su ropa él mismo en las lavanderías industriales que abarrotan la ciudad, es fácil verle comiendo en un McDonald´s y, por supuesto, no tiene ordenador propio en el NYtimes (porque no quiere). Tiene un asistente al que le dice cómo hacer los montajes de las fotos para sus especiales y él mismo graba su voz para explicar la temática de sus columnas. Además es un católico convencido que acude a misa todos los domingos sin excepción. Es un personaje fascinante que siempre tiene la sonrisa puesta en la cara y ha hecho que un estilo de vida humilde y sencillo sea calificado de grandioso. (a veces nos complicamos demasiado la vida, basta con conocer un poco a este hombre para darnos cuenta de que en la vida hay que tener claros unos valores, todo lo demás es secundario o innecesario. Como él dice, el dinero es la cosa más barata, la libertad es el verdadero lujo)

Uno de sus últimos artículos en el NYTimes donde el trench es el protagonista
Uno de sus últimos artículos en el NYTimes donde el trench es el protagonista

La mejor moda está en la calle, no en los showrooms ni en los desfiles. Así ha sido siempre y así lo seguirá siendo – Bill Cunningham

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El blanco como protagonista en otra de sus magistrales columnas para el NYTimes

Lo que más me gusta de las calles es que encuentras respuestas de lo que no ves en los fashion shows. La moda es la armadura que nos protege de la cruda realidad del día a día. – Bill Cunningham

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Tacones altísimos y piernas infinitas en otro de sus especiales para el NYTimes

Un hombre sencillo, risueño, muy tímido (quizás por eso prefiere ser un fotógrafo invisible para captar las fotos más naturales a un fotógrafo con morro que pacta los posados) pero con un objetivo cumplido de poder vivir de su pasión y con unas ideas muy claras. Es todo un ejemplo a seguir, una inspiración y la prueba de que los sueños se pueden hacer realidad si uno se lo propone.

Si no tenéis oportunidad de ver el documental, aquí tenéis un minivideo en el que se resumen en 8 partes sus mejores citas:

Así que ya sabéis, la próxima vez que estéis en Nueva York, abrid bien los ojos, Bill se esconde en cualquier esquina y tiene predilección por las personas estilosas anónimas.

¡larga vida al padre del Street Style! ¡larga vida a Bill!

fotos vía facebook Bill Cunningham y NYTimes

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