Guía de viaje: Milán en dos días

Si me seguís por Instagram ya sabréis que hace un par de semanas hicimos una escapada exprés a Milán. Hacía 17 años que no pisaba la capital italiana de la moda y ya tenía ganas de volver a verla desde otra perspectiva más relajada (¡quién volviera a pillar aquellos maravillosos 18 añitos!). Necesitaba volver a maravillarme ante la catedral más impresionante que he visto en mi vida y deseaba perderme por las calles del famoso cuadrilatero de la moda (aunque solo fuera para ver escaparates).

Y dicho y hecho. Así fue cómo visité Milán en dos días:

El vuelo, los desplazamientos y el alojamiento

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Uno de los motivos por los que decidimos que Milán iba a ser nuestro próximo destino era que había vuelo directo desde Alicante a Bergamo (el aeropuerto donde aterrizarás si vuelas con Ryanair). En menos de dos horas, pisas suelo italiano, aunque después tendrás que invertir otra hora más para que un bus te lleve hasta la Estación Central de Milán.

Pero empecemos por el principio.

El vuelo

Si alguien me preguntara cuál es mi página favorita de Internet, sin duda, diría que es Skyscanner. Para los que no la conozcáis esta página es el buscador de vuelos más maravilloso del mundo mundial. En su buscador puedes introducir el origen, es decir, el aeropuerto desde el que vas a empezar tu viaje, y si te da un poco igual el lugar de destino (¡lo importante es viajar!) o si tienes flexibilidad en las fechas del viaje, te muestra los precios más económicos para cualquier lugar en cualquier mes del año. ¡Es una maravilla!

A través de este buscador, reservamos los billetes hacia Milán con Ryanair.

Los traslados.

Como he comentado al principio, una vez llegas a Bergamo tienes que coger un bus para poder llegar a la Estación Central de Milán. El trayecto es de aproximadamente una hora y varias compañías ofrecen el servicio.

Una de ellas, en concreto, la más barata y, casualmente, la que tiene «enchufe» con Ryanair puesto que puedes comprarle el ticket a la azafata en pleno vuelo, es Terravision. Con Terravision se cumple a la perfección el dicho: «lo barato sale caro».  Y es que compramos los tickets de ida y vuelta y aunque no tuvimos problemas con la ida, ¡oh sorpresa!, a la vuelta el bus no apareció a ninguna de las horas que en su página web decía que iba a estar…

Todavía estoy esperando a que me contesten todos los mensajes de queja que les he enviado y, por supuesto, a que me devuelvan mi dinero. Al parecer, el  servicio de atención al cliente también es nefasto. Así que recordad amiguitos: Terravision=caca.

Por suerte, en la misma parada había otro bus de otra empresa que sí hacía el trayecto, con lo que tuvimos que volver a comprar los tickets y poder llegar, justos, pero a tiempo de coger nuestro vuelo de vuelta a casa.

Alojamiento

Tal y como hicimos en nuestro viaje a París, el alojamiento lo reservamos a través de Airbnb y de nuevo la experiencia fue de lo más satisfactoria. Como íbamos a estar poco tiempo en Milán, elegimos un piso muy coqueto situado entre la Estación Central y el Duomo (a 15 minutos andando aprox.). El piso, estaba en una de las calles que dan a la Avenida de Buenos Aires, una calle muy comercial que me recordó a la Gran Vía de Madrid. La única sorpresa que nos llevamos es que cuando el dueño nos dio las llaves, tuvimos que pagar un extra de 8€ cada uno en concepto de impuestos. Al parecer es por una ordenanza municipal y se tiene que pagar tanto si te alojas en un apartamento como en un hotel.

Casi delante del apartamento teníamos un supermercado, estilo Mercadona, que estaba abierto hasta las 12 de la noche. No sé si en Milán serán todos iguales, pero desde luego ese horario nos salvó la vida. FYI: se llama Unes Maxi S.P.A. y en contraposición a su horario, parece ser que el precio medio es un poco más alto de lo habitual en Italia. No se puede tener todo…

Al lado del supermercado, haciendo esquina, había una cafetería muy acogedora en la que, sin embargo, aprendimos que la cerveza no es una bebida asequible en Milán. 5€ la caña 😮

Imperdibles de Milán en dos días

Y ahora sí, pasemos a la parte divertida. Si vas a viajar a Milán, aquí te dejo alguno de los sitios que visitamos:

Duomo

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Bolso-bandolera Leo Azul de Sanyuri, disponible aquí.

Ir a Milán y no visitar el Duomo es como no haber estado en Milán. Recordaba esta obra de arte como la catedral más espectacular que había visto en mi vida. Y unos cuantos años después de haberla vuelto a ver, me reafirmo. Merece la pena tirarse una mañana entera observando al detalle su fachada y hacerse 500.000 fotos desde todas las perspectivas posibles de su abarrotada plaza (con permiso de las famélicas palomas asesinas).

Por cierto, muy cerca del Duomo se encuentra el Panino Giusto. Un bar decorado con los colores de la bandera italiana, que tiene una gigante mesa central en la que los comensales se sientan y comparten espacio, donde comimos unos panini deliciosos. Servicio amable y muy rápido. Este fue otro de los sitios que nos recomendó un amigo y que os paso a compartir porque realmente lo merece.

También merece MUCHÍSIMO la pena pagar los 9€ que cuesta el acceso (a pie) de su terraza para disfrutar de las vistas que hay de la ciudad desde su tejado transitable, así como tener la oportunidad de poder ver (y casi tocar) su arquitectura desde lo más alto de la catedral. En esta azotea, da igual la perspectiva que elijas para inmortalizar el momento, te van a salir auténticos fotones. Sin duda alguna, mi parte favorita del viaje fue este descubrimiento.

Galleria Vittorio Emanuelle II

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En la misma plaza donde se encuentra el Duomo, está la Galleria Vittorio Emanuelle II, otra obra de arte arquitectónica que debes visitar sí o sí. todo un detallazo que la construyeran en la misma plaza que el Duomo para que no tuviéramos que andar mucho. 🙂

Adentrarte en esta galería comercial, llena de bares y boutiques italianas divinas, es una auténtica locura en todos los sentidos de la palabra. Y es que uno no sabe si aprovechar para mirar los preciosos mosaicos que se dibujan en el suelo, mirar de frente para deleitarse con los originales escaparates de las boutiques de Louis Vuitton, Prada, Versace o Gucci, o admirar las cúpulas acristaladas y los frescos que se dibujan en lo más alto.

En la Galleria Vittorio Emanuelle nos tomamos nuestro primer helado del año (a ver cómo superamos esto el año que viene) y no dudamos en seguir la tradición de dar una vuelta sobre nosotros mismos pisando los «atributos» del toro que está dibujado en uno de los mosaicos. Dicen que es obligatorio hacerlo si quieres volver a Milán.

La última Cena de Leonardo Da Vinci

En el antiguo convento de los dominicos de Santa Maria delle Grazie se encuentra el fresco original de la Última Cena de Leonardo Da Vinci, justo sobre la pared donde el artista la pintó originalmente. Una obra maestra que merece la pena visitar si estás en Milán. La pega que tiene es que tienes que reservar las entradas con mucha antelación (y con mucho me refiero a más de un mes) puesto que las visitas se realizan en pequeños grupos y, como podrás imaginar, está muy demandada.

El Cuadrilatero de la Moda

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Milán está irremediablemente asociada a la moda. No en vano, la Milan Fashion Week es una de las semanas de la moda más influyentes del mundo. Y para mí, que llevo tantos años escribiendo en este blog, sobre todo, de temas relacionados con la moda, Milán es sinónimo de Gucci, Prada, Moschino, Versace o Dolce&Gabbana, entre otros.

Si disfrutas con la moda, aunque no te la puedas permitir (y si puedes, pues todavía con más razón), vale la pena reservar una tarde a pasear por el famoso cuadrilatero de la moda y, al menos, admirar, sus maravillosos escaparates.

Las calles que forman este cuadrado de lujo son la Via Monte Napoleone, Via Alessandro Manzoni, Via della Spiga (¡mi favorita!) y Corso Venecia. Todo el que quiere ser alguien en el sector lujo italiano, se encuentra aquí. Eso sí, echo de menos los divertidos escaparates de Moschino. Ahora, parece que Dolce&Gabbana ha cogido el relevo, pero todavía no alcanza a lograr ese punto divertido, creativo y loco de la firma en la que ahora diseña Jeremy Scott.

La Fundazione Prada y el Bar Luce

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Bolso-bandolera Elvira negro de Sanyuri, disponible aquí.

Si, como yo, pasáis gran parte del día, cotilleando cuentas bonitas de Instagram, tenéis que incluir en vuestro itinerario milanés una escapadita a la Fundazione Prada. Está bastante apartada del centro, pero se llega a ella sin problemas con el metro.

En mi caso, más que la posible programación del museo, lo que me hacía especial ilusión era tomarme un capuccino en el bar Luce, un bar de estética retro que se encuentra en el interior del complejo y que fue diseñado por el director de cine Wes Anderson. Suelos de terrazo rosita, paredes de aseos geométricas, máquinas de bolas o un tocadiscos retro hacen de lo más instagrameable este lugar. Y si en París no podía faltar la visita a la Maison Rose, en Milán el Bar Luce es de visita obligatoria.

Navigli, el barrio de los canales de Milan

Unas semanas antes del viaje, pedí a través de twitter recomendaciones para comer en Milán. La Fabbrica, una pizzeria de estética industrial, fue una de ellas. Este local se encuentra en Navigli, el barrio de los canales de Milán. Un barrio que es indispensable visitar al caer la tarde.

Esta zona está muy animada por la noche ya que cuenta con bares de jazz, muchísima oferta gastronómica a precios alcanzables, estudios de artistas que, inspirados por la belleza de su Milán venden los cuadros que pintan en sus propios talleres… y tal y como nos recomendaron, sí, las pizzas de la Fabbrica son bocatto di cardinale.

Como anécdota, cabe destacar que el propio Leonardo da Vinci, contribuyó a la creación de esos canales artificiales que, en un tiempo pasado, fueron tan importantes hasta el punto de que los materiales de construcción del Duomo entraron a Milán a través de ellos. Hoy en día, no tienen uso comercial, solo visual, pero están ahí para recordar la historia en un barrio de lo más encantador.

Escapada al Lago Como

La duración de nuestro viaje no dio más de sí, pero si tenéis la oportunidad de estar tres días en Milán, podéis reservar uno de los días a hacer una visita a la zona del Lago Como. Dicen que es muy bonita y queda muy cerca. Nosotros nos la anotamos para la próxima visita que, ojalá, sea más pronto que tarde.

Guía de viaje: París en tres días

Si me habéis seguido por las redes sociales ya sabréis que la semana pasada estuve de escapada en París con mi marido. Era un viaje que teníamos reservado desde hacía casi un año y la verdad es que, sin darnos cuenta, elegimos la mejor fecha posible por varias cosas. Primera y principal porque después de pasar el verano con los niños, necesitábamos unos días de desconexión del mundo en general para poder pasar tiempo nosotros solos. Sin obligaciones, sin horarios, sin prisas. Y segundo por el tiempo que ha hecho, porque poder disfrutar de la ciudad de la luz con una media de 30ºC de temperatura no lo podíamos imaginar ni en nuestros mejores sueños.

Así que parece ser que los astros se alinearon para que pudiéramos disfrutar al máximo de nuestra escapada y como nos salió todo tan bien y tengo la sensación de haber exprimido al máximo el tiempo que hemos estado, he creído interesante compartir con vosotros el planning que hicimos por si estáis pensando en hacer un viaje a París de duración similar.

El vuelo

Como os decía, el vuelo lo reservamos con muchísima antelación y, teniendo en cuenta las fechas que ya teníamos reservadas para otros compromisos personales, elegimos volar el viernes 9 de septiembre hacía París y volver el 11 de septiembre a Alicante. Con la compañía Vueling teníamos vuelo directo desde Alicante al aeropuerto de París-Orly, el segundo más importante de París y en el que, si no me equivoco, aterriza todo aquel que quiere ir a Eurodisney, puesto que está en la zona sur de la capital. Reservamos los vuelos de tal manera que el viernes a las 9 de la mañana ya estábamos en París y el domingo a las 12 de la noche llegábamos a Alicante.

Una vez en el aeropuerto cogimos el Orlybus que es como un bus urbano de los de aquí que te acerca a la estación de Denfert-Rochereau en media hora aproximadamente por unos 8 euros por persona. Por lo que estuve leyendo es una de las formas más asequibles de desplazarte desde el aeropuerto. A nosotros nos venía bien porque nos quedaba cerca de la casa que habíamos alquilado pero lo más normal es que tengáis que utilizar el metro de la misma estación para poder llegar a vuestro destino. De todas formas, al ser una estación bastante principal, está muy bien conectada pero hay que tenerlo en cuenta para salir con suficiente antelación, sobre todo en el momento de la vuelta a casa.

El alojamiento

En cuanto al alojamiento, nosotros nos decantamos por un apartamento de Airbnb. Teníamos claro que queríamos estar en un apartamento desde el principio por varios motivos. Uno de ellos, cómo no, era el de ahorrar dinero. Además a mí me encanta levantarme e inmediatamente desayunar (en pijama). Y por último, como queríamos aprovechar al máximo el tiempo que íbamos a estar en París, decidimos que era mejor dedicar menos tiempo a comer y más a explorar la ciudad así que no nos la podíamos jugar con los tiempos de espera en los abarrotados bares (¡estaban todos a tope!). El primer día cargamos en el super (recomendadísimos los FranPrix que están por toda la ciudad) y nos estuvimos alimentando a base de sandwiches y paninis. La única excepción que hacíamos era la del café que nos lo tomábamos en una coqueta brasserie que había bajo de casa, eso sí, a 2,80€ el espresso y eso que no era el sitio donde más caro estaba.

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Pero vamos a lo importante. Se lo he dicho a todo el mundo que conozco y vosotros no ibais a ser menos: ¡nuestro apartamento era el mejor del mundo mundial! Bueno, seguro que hay opciones mejores sobre todo si el dinero no es un problema, pero nosotros buscábamos uno bueno, bonito y barato y, a ser posible, en un buen emplazamiento. Y bueno, objetivo cumplido. Nuestro apartamento cumplía con todos los requisitos. (FYI os dejo la dirección exacta: 1 rue Blainville).

Una de las cosas que más ilusión me hacía era que estuviera en un lugar con encanto, aunque no fuera céntrico, en el que nos sintiéramos, aunque fuera solo por unos días, un poco parisinos. Nuestro apartamento estaba en el barrio latino, rodeado de universidades (La Sorbona & cía)  y prácticamente al lado del Panteón. Las calles eran estrechas y estaban llenas de bares de comida internacional que se mezclaban con pubs, brasseries, supermercados y tiendas de souvenirs.

Y aunque pueda dar la sensación de que, a simple vista, era ruidoso, lo cierto es que yo no describiría a «mi barrio» con ese adjetivo, porque las ventanas de nuestro apartamento daban a una plaza en la que desde primera hora de la mañana había músicos profesionales amenizando el ambiente. Violines, acordeones, clarinetes, guitarras y voces angelicales… en serio, por momentos me parecía estar metida en la película de Amelie (nota mental: tengo que volver a verla). Encantador sería un adjetivo bastante a la altura de las circunstancias.

Primer día

Una vez aterrizados y con las maletas ya en nuestra casa para los próximos días lo primero que decidimos hacer fue explorar un poco nuestro barrio. El barrio Latino. Así que la mañana del viernes la dedicamos a ver el Panteón, la Sorbona, la fuente de Saint Michel y los jardines de Luxemburgo (¡ma-ra-vi-llo-sos!) mientras vibrábamos con el ambiente de estas callecitas. Sin duda alguna es una ruta que recomiendo muchísimo hacer si queréis vivir un poco el ambiente parisino. Además, dicho sea de paso, en esta zona hay cantidad de bares de todos los gustos gastronómicos que suelen tener precios más asequibles que el resto de la ciudad. Nosotros terminamos la ruta en la Catedral de Notre Dame que queda muy cerquita. Le hicimos millones de fotos y nos anotamos en nuestra lista de películas que tenemos que volver a ver, la del Jorobado de Notre Dame, obvi. También dimos un paseo por los bajos del río Sena, mirando bien por el suelo por si nos encontrábamos a Ratatouille (otra peli que tengo que volver a ver) y los puestecitos artísticos que hay en el margen izquierdo del Sena (o mejor dicho los del Rive Gauche, en francés todo suena mejor) que aunque siguen siendo muy bonitos han perdido parte de su encanto porque el producto que venden ya no es tan original.

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Tras comer en casa y descansar un poco, cogimos el metro para ir al barrio de Montmatre. La verdad es que el metro de París es una maravilla. Me pareció bastante rápido y en general muy bien conectado. De precio es bastante similar al de Madrid. Tampoco me dio la impresión, salvo en alguna parada, de que estuviera muy abarrotado así que, para nosotros, ha sido perfecto como medio de transporte porque nos ha ahorrado mucho tiempo.

Como decía, cogimos el metro hasta la parada de Abbesses. Esta parada es la que queda más cerca del funicular que te sube hasta la Basílica del Sacre-Coeur pero nosotros paramos ahí porque queríamos hacernos una foto en su entrada ya que conserva en su totalidad el estilo art-nouveau característico de los antiguos metros de París. Y sí, la parada es muy bonita y la foto nos la hicimos pero el error que cometimos fue no coger el ascensor en cuanto bajamos del metro para subir a la superficie. La verdad es que nos sorprendió la de gente que hacía cola para subir en ascensor pero en ningún momento pensamos que era porque nos esperaban exactamente 104 escalones de subida para alcanzar la superficie. Lo bueno es que mientras mueres lentamente al quedarte sin respiración ni fuerzas puedes admirar diversos murales en las paredes hechos por artistas bohemios de la zona, aunque sinceramente el cansancio no te hace valorarlas como se merecen. Creo que es una forma de avisarte de lo que viene después y es que para llegar al famoso Sacré-Coeur, y a no ser que utilices el funicular, te espera un largo camino empinado y lleno de larguísimas escalinatas. Eso sí, de esta manera también puedes admirar curiosas tiendas de arte y hacer paradas en algunos sitios interesantes como el museo de Dalí. Pero ya os adelanto que por las calles estábamos mi marido, yo y cuatro gatos más mirándonos todos con cara de compasión y gritos mentales de «¡ánimo! ¡tu puedes! ¡un escalón más! ¡vamos!».

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El fin de la agonía llega con la famosa plaza de los pintores y bueno, qué queréis que os diga, si no habéis estado nunca, es visita obligatoria pero lo cierto es que ha perdido todo el encanto que tenía. Ya no es tan bohemia y auténtica, ahora está pensada por y para los turistas y por eso está plagada de bares saca-dinero y tiendas de souvenirs «made in China». O al menos esa fue la percepción que me llevé yo que solo pasaba por ahí de camino a la Basílica. Una pena.

Y ahora sí que sí. La Basílica del Sacré-Coeur. ¡Maravillosa es poco! ¡Es una obra de arte colosal y descomunal! Abarrotada de gente sí (por algo es el segundo lugar más visitado de Francia, después de la Torre Eiffel) pero totalmente comprensible porque tener delante esa obra magistral de la arquitectura y esas impagables vistas de todo París desde su mirador es motivo único y suficiente como para decir eso de «Paris is always a good idea». Y lo mejor es empezar a bajar por su escalinata delantera e ir girándonos cada cierto tiempo para seguir admirándola. A must-see.

Por cierto, si os gusta Instagram y seguís alguna cuenta de las dedicadas a París, seguramente habréis visto alguna foto de la Maison Rose, una casita-bar con las paredes de color rosa altamente recomendable visitar, aunque solo sea para fardar de foto en tu cuenta. Además, en algún momento de la vida anterior a sus paredes rosas, fue la residencia de Picasso en París.

Nuestra ruta terminó en la calle Pigalle que a mí me recordaba al modelo icónico de zapato de Christian Louboutin (llamado así en honor a esta famosa calle) pero que también es la calle que, entre otros muchos sex-shops y salas de espectáculos varios, se encuentra el Moulin Rouge (sí, otra peli que tengo que volver a ver). La calle en general no nos gustó mucho, pero al molino rojo hay que hacerle una foto al menos una vez en la vida.

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Segundo día

Nuestro segundo día comenzó en el metro en dirección a la Torre Eiffel. Aunque ya la habíamos visto de lejos en los Jardines de Luxemburgo, y por muchos millones de veces que la hemos visto en películas o en libros, la realidad supera la imaginación. Verla aparecer entre los exclusivos edificios del distrito 7 no se puede expresar en palabras, pero admirarla justo delante de los Campos de Marte, el jardin delantero, es alucinante. Os comento que nosotros fuimos sábado por la mañana bastante pronto y ya había una importante cola de gente esperando para subir. También nos han dicho que merece la pena verla cuando empieza a atardecer porque iluminada es todo un espectáculo pero nosotros esa parte nos la reservamos para nuestro próximo viaje. Lo que sí os aseguro es que nosotros, a plena luz del día, le hicimos fotazas desde todos los ángulos.

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Aprovechando que estábamos por esa zona, nos fuimos andando hasta el arco del Triunfo, otro monumento must-see que me sorprendió gratamente verlo en directo. Es mucho más enorme de lo que tenía en mi cabeza. Por otro lado, el tráfico de los Campos Elíseos es descomunal pero aun así la gente se atrevía a quedarse en una especie de isletas super delgadas que hay en medio de la carretera para conseguir hacerse la mejor foto con este monumento. O eso o que son fans de las Spice Girls y las querían emular

Con la satisfacción de haber visto los dos monumentos más importantes de nuestra lista, nos dedicamos a pasear viendo los lujosos escaparates de las boutiques de los Campos Elíseos y las avenidas que la cruzan en busca de la Avenue Montaigne, donde está el cuartel general de Dior, un imprescindible para mí que por algo este blog en realidad es un blog de moda y no una guía de viajes ;). Y así poco a poco, nos fuimos acercando al icónico puente de Alexandre III (nota mental, Julia Roberts y su anuncio para Calzedonia, no digo más) dejando a un lado el Grand Palais (lugar donde, entre otras muchas cosas, hace Chanel todos sus desfiles pret-à-porter) y el Petit Palais. Puede que esté siendo algo parca describiendo estos lugares pero no por ello quiere decir que no me impresionaran. Al contrario, eran bellísimos, pero llegó un punto en el que todo me parecía tan bonito, tan espectacular, tan colosal… que no sé en qué momento empecé a acostumbrarme.

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Tras fotografiar un millón de veces más a la Torre Eiffel desde el puente más bonito que he visto en mi vida llegamos (a pie en todo momento) a la plaza de la Concorde, famosa por estar coronada por un gigante obelisco de los de verdad y por albergar gran cantidad de edificios gubernamentales en un espacio gigante. En las fotos que hicimos no se aprecia la belleza de ese lugar por culpa del denso tráfico pero en mi retina queda grabado ese obelisco de por vida.

Y así como quien no quiere la cosa, nos metimos en el Jardin de les Tuileries, el nexo de unión entre la Plaza de la Concorde y el Louvre. Los jardines estaban a tope de gente y se convirtieron en el lugar perfecto para descansar a la sombra, refrescarse y tomar un tentempié, aunque para mi gusto los Jardines de Luxemburgo ganan en belleza.

Y a la salida de Les Tuileries ahí estaba, la famosa pirámide de cristal que nos advierte que hemos llegado al Louvre. (Por cierto, el Código da Vinci es otra peli que tengo que volver a ver). Lo ideal habría sido entrar a ver a la Gioconda y sus cuadros vecinos, pero el tiempo jugaba en nuestra contra, así que esta es otra de las cosas que nos dejamos pendientes para ver en otro viaje. De todas formas, admirar el edificio que la alberga desde fuera también merece la pena.

Y del Louvre al Palacio Real, o mejor dicho, a los Jardines del Palacio Real. Y es que había una placita que tenía especial ilusión por ver en directo. Es la plaza de las columnas que tantas veces había visto en Instagram. Necesitaba comprobar que era real XD.

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De ahí cogimos la Rue Saint Honoré y dedicamos el resto del día a pasear por ella y visitar algunas tiendas icónicas como Colette, otro must de París. Caminando, caminando llegamos a la Rue Cambon… ¿os suena de algo? Es la calle donde Chanel tiene su cuartel general, que tampoco es nada del otro mundo pero que a mí me hacía ilusión ver. Karl no estaba por ahí. Shame! Terminamos nuestra ruta comercial en Galerias Lafayette, los famosos centros comerciales donde es difícil comprar algo (a no ser que seas millonario) pero que vale la pena visitar para admirar su cúpula acristalada y su estructura circular repartida en siete plantas parapateadas por balcones de estructuras modernistas.

Volvimos de camino a casa por la Rue Rivoli, que es una preciosa calle con vistas a los Jardines de les Tuileries compuesta por un pasaje con arcos donde es interesante mirar, también, al suelo, lleno de originales mosaicos. Aquí está el famoso salón de thé Angelina, aunque dicen que su especialidad es el chocolate caliente. Volveré en invierno para que me siente mejor.

Tercer  y último día

Para nuestro último día en París decidimos comenzar la ruta en el Hotel de la Ville, es decir, el Ayuntamiento, otro colosal edificio más que te deja casi sin habla y que cuenta con una plaza en la que se llevan a cabo diversos festivales de música y conciertos. De ahí nos fuimos al Museo Pompidou. Queríamos experimentar la sensación de admirar un edificio tan moderno y totalmente diferente a los edificios del siglo XIX con sus características paredes de piedra y buhardillas pintorescas que copan la ciudad. Y sí, es raro verlo ahí en medio y también ver esa fuente surrealista en honor a Dalí quien, por cierto, está mirando todo lo que pasa en su plaza a través de un propio grafitti de él mismo que hay en ella. Pero el grueso de la ruta venía con el adentramiento en el barrio de Le Marais.

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Leímos que este barrio tiene mucha vida los domingos por la mañana. Las tiendas están abiertas (algo que no sucede en el resto de la ciudad), hay salas de exposiciones, gente improvisando conciertos por las calles y un mercadillo de antigüedades digno de ver. Y, bueno, yo tenía curiosidad por ver con mis propios ojos la brasserie La Perle, un bareto muy concurrido que se encuentra en pleno corazón del barrio donde ocurrió toda la locura de Galliano. Cuando lo vi, lo entendí todo. Este bar está en pleno barrio judío. Imaginad a Galliano, borracho, voceando y haciendo comentarios en contra de la religión judía… Si es que el alcohol no trae nada bueno, Galliano de mi vida…

Por ahí estuvimos paseando toda la mañana hasta que llegamos a la plaza des Vosges. De ella os diré que si os gusta el arte, tenéis que visitarla sí o sí. Aunque en el centro hay unos jardines, se puede rodear la plaza a través de sus arcadas. Y ahí es donde podéis admirar las galerías de arte de artistas super consagrados. A nosotros nos encantó dar esa vuelta y además nos vino fenomenal puesto que fue el único momento de todo nuestro viaje en el que cayeron unas gotitas de agua. Así que resguardados bajo esas preciosas arcadas nos fuimos despidiendo poco a poco de París.

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Sé que nos han quedado muchas cosas por ver, pero era nuestra primera vez en París y no queremos que sea la última. Nos han recomendado dar un paseo en barco por el Sena, ver la Torre Eiffel al atardecer, visitar la tumba de Napoleón y la Ópera de Garnier, entrar al Louvre a ver La Mona Lisa y, bueno, a modo personal, mi marido quiere ver la tumba de Jim Morrison (de hecho, el último día podríamos haber andado un poquito más allá de la Plaza des Vosges para alcanzar la pla za de la Bastilla y, a continuación, el famoso cementerio) … puede que ya esté haciendo nuevas rutas mentales para mi próximo viaje (aun sin fecha) a la que desde ya es mi ciudad favorita del mundo. ¿Qué más cosas y sitios de París me recomendáis ver? ¿Merece la pena sacrificar un día, a la próxima, para ir a Versalles?

Espero que os haya servido de algo mi guía y disfrutéis mucho de vuestro viaje. 🙂

 

 

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#flatlay, la forma bonita de enseñar tus items en Instagram

No recuerdo el momento ni lugar en el que esta palabreja y yo nos conocimos, pero seguramente fue en una de las muchas horas muertas que paso navegando por Instagram y, con total seguridad, el hallazgo fue fruto de la más pura casualidad. Pero el caso es que desde que la conocí, vivo obsesionada con ella. Se llama #flatlay y, para que nos entendamos, es la forma bonita que tienen los instagramers de exponer en una foto su look, sus items de belleza, la comida del día o sus básicos de viaje.

En realidad se le puede hacer un flatlay a todo, no tenemos más que buscar un fondo plano (blanco o clarito a ser posible) y hacer la foto desde las alturas de manera que nuestra cámara quede totalmente paralela a los objetos que se quieren fotografiar, pero lo que más abundan son flatlays de comida, del look del día que nos vamos a poner, de las cosas que vamos a meter en la maleta o de los últimos descubrimientos beauty que pasan a formar parte de nuestra colección. Vamos, lo que viene a ser todas mis obsesiones juntas.

<weekend stripes & skirt>

Una foto publicada por The Pink Diary (@thepinkdiary) el

Hacer un flatlay bonito es todo un arte. Yo he intentado hacerlo en más de una ocasión con más o menos fortuna pero mis igers favoritas, expertas en la materia, son The Pink Diary y Lichipan, aunque también hay dos cuentas que me tienen loquita de amor: onthetable_project y onthebed_project.

<eat well travel often> Una foto publicada por The Pink Diary (@thepinkdiary) el

<fueling up with a strawberry smoothie bowl ?>

Una foto publicada por The Pink Diary (@thepinkdiary) el

Which one should I pick first? ?? Jazzin’ up my toasties this weekend. P.s So proud at my first attempt in making an avocado rose ??

Una foto publicada por Li-Chi Pan ☁️ (@lichipan) el

Who would you share these with? ?? Freshly baked doughnuts ? My favourite! #TGIF

Una foto publicada por Li-Chi Pan ☁️ (@lichipan) el

Macarons anyone? ? Thursday spoils with @ladureeau & @thedailyedited ?? Follow my snap adventures at lichipann for a BTS ?

Una foto publicada por Li-Chi Pan ☁️ (@lichipan) el

Cuentan estas profesionales del flatlay que para que una de estas fotos salga perfecta debe residir sobre un fondo claro, tomar la foto con la luz del día natural y buscar un elemento que sea el protagonista en el que todo gire en torno a él. Normalmente el truco está en hacer una combinación de colores matchy-matchy y voilà! ya tienes foto perfecta para crear necesidad (o al menos muchos likes).


¿Alguna vez habéis visto en un restaurante/bar a gente subida en una silla sacando fotos de sus platos de comida? Yo sí XD (¿será ese el secreto de un buen flatlay?)

Así son los #brunch con @charlienarcotic ? #instagramerdepro

Una foto publicada por *Be Trendy My Friend* (@betrendymyfriend) el

Dime en qué mes quieres viajar y te diré el destino más asequible

¿Alucinas cada vez que abres tu Instagram y te ves a la instagramer de turno en contínuo viaje por la vida? ¿Das por hecho que las blogueras de moda viajan a gastos pagados o todavía peor, les pagan por viajar? ¡Error! Bueno, en algunos casos sí es cierto pero la mayoría de blogueras que viajan a las fashion weeks se pagan su propio vuelo y, como mucho, llegan a un acuerdo con el hotel de turno con menciones a cambio de estancias. Y pensarás, ok a lo de las blogueras de moda pero, ¿y las que se hacen llamar digital influencers y que no necesariamente viven del mundo de la moda? Pues quizás esas reciben notas de prensa como la que acabo de recibir yo, de parte de Booking.com, y planifican su año en torno a ello… o no, pero el resto de mortales viajamos con cabeza y si nos podemos ahorrar unos euritos, pues bienvenidos sean.

Desde el portal de reservas nos acaban de enviar un dossier en el que, tomando los datos del 2015, nos han elaborado una guía de las ciudades europeas a las que es más asequible viajar según la temporada del año en la que te encuentres. Básicamente, se trata de saber cuándo no es temporada alta para poder disfrutar de ellas. Así que si lo tuyo es viajar por placer, te recomendamos:

1. Que vayas a Lisboa (Portugal) en enero. Todavía estás a tiempo de visitar el país vecino (te queda un poco menos de medio mes) y como habrás podido adivinar, la temperatura media es agradable (como en España). El precio medio por noche en un alojamiento de 4 estrellas fue de 79€ durante el 2015, lo cual supone un 43% más de ahorro con respecto a los meses de temporada alta.

2. A Florencia (Italia) en febrero. El precio medio por noche en la capital de La Toscana fue de 108€, un 55% más barato que en su pico más alto en el mes de junio. Además la ciudad está mucho más tranquila en este mes así que, posiblemente, no tendrás que hacer cola para entrar en la Galeria de los Uffizi o para ver el David de Miguel Angel.

3. A Cracovia (Polonia) en marzo. ¿Qué mejor manera de dar la bienvenida a la primavera que visitando uno de los destinos más en alza de los últimos años? Eso sí, dado que la Semana Santa es la última semana de este mes, la recomendación es que lo hagas a principios de marzo donde la habitación te puede costar una media de 77€ la noche.

4. A Copenhague (Dinamarca) en abril. Hasta este mes es relativamente asequible viajar a la capital danesa, si bien es cierto que no es el destino más asequible de la lista. Pero de mayo a octubre es temporada alta y el resto de meses es demasiado fría. La primera semana de abril podemos encontrar habitaciones por 148€ la noche, es decir, un 33% más asequibles que en los meses de más demanda.

5. A Londres (Reino Unido) en mayo. Como pasa con Copenhague, nunca es barato viajar a Londres pero la semana después del puente de mayo suele tener precios más razonables. Según booking, el precio medio de habitación en estas fechas es de 208€ por noche, un 25% más barato que en su semana más cara.

6. A Estambul (Turquía) en junio. El precio medio de un alojamiento de 4 estrellas en Estambul es bastante razonable durante todo el año. Al ser una ciudad con un clima muy extremo, en verano hace un calor sofocante y el invierno es muy gélido, visitarla en junio puede costarte unos 85€ por habitación y por noche y además te vas a poder permitir disfrutarla a tope pues seguramente el clima te acompañará.

7. A San Petersburgo (Rusia) en julio. Los días son largos y cálidos, sobre todo si viajas en las Noches Blancas (un fenómeno que provoca que oscurezca a la medianoche y que dura hasta finales de mes). En julio, la ciudad es un hervidero de espectáculos de ballet, ópera y música clásica al aire libre. El alojamiento ronda los 115€, un 32% más barato que en su semana más cara.

8. A Berlín (Alemania) en agosto. A pesar de que Berlín es una ciudad perfecta para viajar en agosto, ya que tiene cantidad de eventos al aire libre, hay street foods y muchos bares a orillas del río, el clima es soleado pero no cálido, la estancia te puede costar un precio medio de 100€ (sobre todo, más de cara a finales de mes), un 33% más barato que en su semana más cara.

9. A Roma (Italia) en septiembre. En la primera semana de septiembre el precio medio en un alojamiento de 4 estrellas en una a  de las ciudades más románticas de Europa era de unos 121€ por noche, un 29% más barato respecto al pico más alto que tiene lugar en junio. Eso sí, debes evitar el Ferragosto (una fiesta tradicional que empieza el 15 de agosto y termina los primeros días de septiembre) o te encontrarás muchos negocios cerrados.

10. A Edimburgo (Reino Unido) en octubre. En agosto es cuando más caro es viajar a Edimburgo, debido a su famoso festival de arte Edinburg Fringe, igual que en Navidad. Sin embargo, en otoño la ciudad está preciosa y el precio medio por habitación y por noche te puede llegar a costar unos 148€, es decir, a mitad de precio que en su pico más alto.

11. A Barcelona (España) en noviembre. Hasta un 59% en alojamiento te puedes ahorrar si viajas a la ciudad condal en noviembre, llegando a pagar una media de 99€ por habitación.

12. A Frankfurt (Alemania) en diciembre. Viajar a cualquier ciudad del centro de Europa en diciembre es una maravilla pues viven de una manera especial la Navidad y así lo demuestran con sus decoraciones callejeras. Esta ciudad alemana pone un árbol gigante en su plaza central y es tradicional beber gluhwein, un vino calentito, además de comer castañas recién hechas mientras escuchas villancicos callejeros. El precio medio por habitación te puede salir por 103€, un 56% más barato que en su semana más cara.

 

 

Viaje de prensa con Ponche Caballero

Si recordáis, hace un par de semanas compartimos por aquí un cóctel que habíamos elaborado con la nueva botella de Ponche Caballero como ingrediente principal. Fue una especie de concurso en el que participamos varios bloggers y cuyo premio era un viaje al Puerto de Santa María (Cádiz) de donde es originaria la firma. Pues bien, como ya os podréis imaginar, mi cóctel resultó ser uno de los ganadores lo cual no me pudo alegrar más porque fue un viaje inolvidable.

Siempre es gratificante embarcarte en nuevas experiencias, viajar a sitios nuevos (¡nunca había estado en Cádiz!) y conocer a gente. Lo cierto es que me fui un poco a la aventura, sola y sin conocer a nadie pero cuando llegué a la estación de Atocha (el punto de encuentro elegido para que todos los bloggers y periodistas elegidos nos fuéramos juntos al sur) me encontré con caras conocidas (¡y tan conocidas! Amigo Charlie, ¡el destino nos volvió a unir!), con viejas amigas (Raquel, ¡cuánto tiempo sin vernos!) y con nuevos compañeros de ruta (Rocío, mi pareja de viaje, ¡qué gran descubrimiento querida!).

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De izq a dcha: Charlie, yo, Rocío, Luis (de Glamour Narcótico) y Manu (El señor de las Gafas Amarillas)

Pues estas personas y unas 30 más nos unimos al Team Ponche Caballero por una noche en el impresionante Castillo de San Marcos (en el Puerto de Santa María) y celebramos el más de un siglo de existencia de la bebida con una espectacular fiesta donde se sirvieron los cócteles ganadores, donde un chico de gran espalda y elásticas extremidades se colgó del cielo y nos maravilló con sus acrobacias, donde encendimos farolillos y pedimos un deseo y donde disfrutamos hasta altas horas de la madrugada (y hasta aquí puedo leer ;)) de la vida, la amistad, el bloguerismo y el Ponche Caballero (con su renovada botella plateada).

Al día siguiente, la resaca quiso acompañarme a Jerez pero no pudo conmigo. Quería seguir disfrutando de este maravilloso viaje de prensa y tocaba conocer una de las bodegas más antiguas de Jerez, las bodegas Lustau. El vino en general es una de mis debilidades, y aunque soy muy de los de Alicante (la terreta tira), el menú degustación que nos dieron a probar maridado con todos sus vinos finos fue poco menos que excepcional y altamente recomendable. Si estáis planeando viajar a Cádiz, reservar un hueco para visitar esta bodega, merece la pena también por el bellísimo emplazamiento en el que se encuentra.

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Cata de vinos en Bodegas Lustau (Jerez de la Frontera)

Desde aquí quiero dar las gracias a Laura y a Bolboreta Agencia por haber hecho posible esta experiencia y por su impecable organización. También quiero agradecer a todo el personal de Ponche Caballero y Bodegas Lustau, así como al Hotel Monasterio San Miguel (donde nos alojamos) por el buen trato recibido. Me he quedado tan encantada con la experiencia que estoy planteándome hacerme bloguera de viajes, gastronomía y, por supuesto, bar woman. ¿Qué no?

Podéis ver todas las imágenes que hice en el viaje en el facebook de betrendymyfriend.

Mi cóctel de elaboración propia para Ponche Caballero

Hace unas semanas me llegó a casa un paquete muy especial de parte de Ponche Caballero, el licor cuya receta original data de 1830 y que se elabora en el Puerto de Santa María (Cádiz). Más de un siglo después la marca renueva su imagen volviéndose más sofisticada y elegante y para celebrarlo me ha propuesto el reto de crear mi propio cóctel con el Ponche Caballero como ingrediente principal.
A pesar de que la fórmula completa de este ponche es un secreto familiar, sí conocemos los cinco botánicos principales responsables de ese sabor dulce que tan famoso le ha hecho generación tras generación. Piel de naranjas andaluzas, vainilla procedente de México, clavo de Madagascar, canela de Sri Lanka o nuez moscada de Indonesia, la base de Ponche Caballero surgió de las fusión entre las queimadas gallegas (ya que su creador, Jose Cabaleiro de Lago era de origen gallego) con los licores y productos de la zona de El Puerto de Santa María.
Por eso mismo se nos ocurrió elaborar el cóctel que más abajo os explico. Nos pareció buena idea introducir una tercera comunidad (la valenciana) a la mezcla y dado que yo soy alicantina, tenía claro que los ingredientes iban a ser de la terreta. De esta manera hoy ha nacido el Cóctel Lágrimas de Boabdil.

Receta para hacer el cóctel Lágrimas de Boabdil

-40 ml de Ponche Caballero
-120 ml de Néctar de Granada
-20 ml de Licor de Naranja
-20 ml de Licor de Dátil
-Opcional pero muy recomendable: Cubitos con granitos de granada.

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Dado que uno de los ingredientes del Ponche Caballero es la piel de naranja, nos pareció que la granada sería el acompañante perfecto para este cóctel de elaboración propia. Además, justo la semana pasada se empezaron a recoger las primeras granadas, con lo que estamos en la estación perfecta para utilizarlas. Nosotros hemos utilizado el zumo de granada de la marca GranaDrink que se elabora con granada mollar de Elche. Además, y siguiendo con la granada, también nos hicimos con piezas enteras del mismo lugar, las desgranamos e hicimos cubitos de hielo con granitos en su interior. No pudimos tener mejor idea puesto que conforme los cubitos se van deshaciendo, el poso de los granitos de esta antioxidante fruta (que van cayendo al fondo del vaso poquito a poco) le va dando más sabor al cóctel. ¡Recomendadísimo!
El lícor de naranja, que sirve para contrarrestar en buena medida el dulzor, es de la marca Príncipe de Azahar y se elabora en Altea, otro de los pueblecitos que nos quedan muy cerca de casa.
Y el toque final lo hemos dado con el lícor más alicantino posible, el de dátil que se elabora, como no podía ser de otra forma, en la ciudad de las Palmeras: Elche.
¿Os animáis a probar nuestro cóctel? Por supuesto no es necesario utilizar las mismas marcas que hemos usado nosotros, lo importante, eso sí, es que el Ponche sea Caballero.  Si os animáis  a hacerlo comentadnos por aquí qué os ha parecido. Nos hará ilusión leer vuestra opinión.

¡Salud!
¡Salud!

Las mejores calas de Ibiza

En el post en el que os explicaba el funcionamiento de villas.com, la web a través de la que reservé mi apartahotel en Ibiza, os prometí una guía sobre las mejores calas de la Isla. Es posible que no estén todas, puesto que solo estuve tres días y aunque estuve en muchas, seguro que me dejo alguna en el tintero (mejor, así tengo excusa para volver). Os las resumo así:

Mi favorita: Cala Conta.

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Como os comenté reservamos el apartahotel en la Bahía de San Antonio puesto que las principales calas que queríamos visitar estaban en esa zona, aunque si alquiláis un coche o una moto, o si os lleváis el vuestro con el ferry, en menos de 1 hora podéis atravesar la isla de Ibiza de una punta a otra. Cala Conta nos gustó por su peculiar forma, como si de un triángulo equilatero se tratara, y porque es arenosa y de aguas turquesas. Nosotros la visitamos a primera hora de la mañana del sábado, prácticamente la estrenamos porque en Ibiza, por suerte para nosotros, la gente va tarde a la playa así que el baño de esas primeritas horas de la mañana es impagable. La cala, además, tiene un chiringuito espectacular que está diseñado como si fuera una continuación de las paredes rocosas y arenosas que guardan este pequeño paraíso y que tiene pinta de tener muy buen ambiente hasta altas horas de la madrugada.

El mejor baño: Sa Caleta.

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Sa Caleta es una cala pequeñita cuya orilla está llena de piedras grandes. A excepción de la parte más a la izquierda donde cedimos el espacio a los pocos niños que había. El baño es ideal para niños porque no es profunda, pero es una cala en la que no hay socorristas ni ningún tipo de vigilancia. Había colgados carteles de precaución por aviso de robos así que aunque el agua estaba espectacular no estuvimos mucho tiempo. Otra particularidad de esta cala es la tierra por la que está formada la pared o acantilado que la resguarda. Es de un color rojizo que mucha gente estaba utilizando para embadurnarse el cuerpo, por lo visto, deja la piel más tersa. Me lo anoto para la próxima.

La puesta de sol: Cala Salada.

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No es que sea el mejor lugar para ver una puesta de sol, simplemente queríamos ver al sol esconderse desde una cala y Cala Salada fue la elegida. Esta cala tiene una fotografía espectacular pero no es la más idónea para pasar el día. O al menos no lo es para mí porque no me gustan las playas con piedras, yo soy de arena. Lo bueno de Cala Salada es que tiene al lado a Cala Saladeta que sí es arenosa. Desde Cala Saladeta, por su situación, no se puede ver la puesta de sol, así que lo que hicimos fue darnos un baño en Cala Saladeta y esperar al atardecer desde Cala Salada. Se puede ir andando desde una cala a la otra pero el camino no es del todo fácil. Hay que «escalar» una roca que las separa, pero merece la pena porque te puedes quedar con lo mejor de cada una.

El mejor chiringuito: El Chiringuito de Cala Gracioneta.

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Aprovechando, como os decía, la cercanía de las calas de San Antonio, nos decantamos también por visitar Cala Gració. Teniamos la intención de comer en su chiringuito, porque era sábado a mediodía, y luego pegarnos un baño en esa curiosa cala en forma de U. Pero el chiringuito estaba lleno y, de rebote, fuimos a parar a Cala Gracioneta. Y así conocimos El Chiringuito de los chiringuitos. Con un servicio y una calidad de super 10, este gastrobar se convierte en una continuación casi mimetizada de la minicala Gracioneta. Quizás la vi más pequeña de lo que en realidad es porque estaba abarrotada de gente pero ya habíamos pasado la hora de tranquilidad y el bar con su música y su barra de cocktails invitaba a empezar la juerga nocturna por el día. La decoración es super bonita y los carteles con mensajes que decoraban las paredes eran de lo más inspiradores (e instagram-eables). Si buscáis un sitio bueno para comer, con vistas, buen ambiente y con una atención de matrícula, el Chiringuito de Cala Gracioneta es vuestro lugar. Para mí es, junto con Cala Sa Conta, el mejor descubrimiento del viaje.

Para los marchosos: Ses Salines y Platja d´en Bossa.

El domingo por la mañana, después de estar en Sa Caleta decidimos probar otro tipo de ambiente y nos dirigimos hacia Ses Salines. Unos años antes estuve en Ibiza con unas amigas y fue nuestro cuartel general de día, así que tenía muchos buenos recuerdos de ella y los quería revivir. Cierto es que el viaje que hice con mis amigas nada tiene que ver con el que he hecho ahora con mi marido. Con ellas me acostaba a las 7 de la mañana y a esa hora es a la que me he estado levantando con mi marido. Así que, en realidad, Ses Salines no iba a ser nuestra cala favorita si lo que buscábamos era tranquilidad. Pero nos encontramos con otro problema con el que no había contado: el parking. Para entrar en estas solicitadas calas hay que pagar 9€ de parking, 6€ si es una moto, así que nos dimos media vuelta y nos fuimos a buscar más paraísos.

La mejor fotografía: Cala d´Hort.

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Una de las cosas que quería hacer en este viaje, además de ir #decalaencala y de ver una puesta de sol en alguna playa, era ver Es Vedrà, ese islote mágico que según dicen, forma una especie de triángulo de las bermudas junto con el Peñón de Ifach en Alicante y la costa suroeste de Mallorca. La mejor cala para verlo es Cala d´Hort ya que le queda justo en frente.

Si vas con niños: Cala Llonga y Cala Vadella.

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En esta ocasión, nuestros hijos no vinieron con nosotros pero eso no quita que no los tuviéramos presentes en todo momento. De hecho, una de nuestras tareas fue investigar sobre las mejores calas para ir con ellos. El año que viene se vienen con nosotros y las elegidas son Cala Llonga, que es mas bien una playa y demasiado parecida a las de la península con lo que no nos impresionó tanto, paisajísticamente hablando, como las demás, y sobre todo, Cala Vadella (en la imagen), una cala que también, por su extensión, parece una playa y que está un poco más urbanizada que las anteriores. Lo bueno de estas calas es que están perfectamente equipadas y llenas de comodidades con  lo que son ideales para ir en familia.

¿Qué os parece esta miniguía? ¿Me he dejado alguna cala importante por ver? Espero que sí porque espero volver y descubrir más maravillas en forma de calas.

Villas.com: La web de alquileres vacacionales exclusivos de Booking que tienes que conocer

Los que me seguís por alguna de mis redes sociales (facebook, twitter y/o instagram) ya sabréis que este fin de semana pasado hice una escapadita a Ibiza con mi marido. Era la primera vez en cinco años que lo hacíamos porque desde que tenemos niños siempre nos los hemos llevado con nosotros. Pero necesitábamos un respiro, un poco de tiempo para estar nosotros solos, para desconectar de nuestra caótica vida, del estrés y de las preocupaciones y con estos tres días de «escapada de amor» que hemos tenido nos ha sido más que suficiente. Pero vamos por partes, os cuento cómo surgió todo mientras entremezclo algunas de las fotos idílicas que hemos sacado (¡quiero volver!).

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Bañito en Cala Conta

Todo empezó hace un mes, cuando acudí a un evento de Booking.com en Madrid (si recordáis, compartí con vosotros algunos de los informes más curiosos que se trataron en el evento) y así conocí villas.com, la web de alquiler de apartamentos, villas y otras estancias vacacionales exclusivas de Booking.com, y me decidí a probarla para reservar mis próximas vacaciones.

Para quién es villas.com

¿Qué es lo que me hizo decantarme por hacer mi reserva en esta web? Primera y principal, porque me gusta alquilar en apartahoteles. Una de mis manías que no quiero echar de menos cuando viajo es la de, tras levantarme por la mañana, desayunar en pijama. Al minuto de ponerme en pie ya tengo hambre y me gusta la comodidad de tener mi propio espacio privado para tomarme un buen desayuno con los míos first thing in the morning. Si además es verano, gana puntos extra el hacerlo en una terracita propia con buenas vistas.

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Desayuno en la terraza de nuestro apartahotel

Los chalets, casas, apartamentos, apartahoteles y/o villas son ideales cuando viajas en familia o con un grupo de amigos. Si haces la cuenta, te ahorras muchísimo dinero pues es un gasto compartido y puedes hacer desayunos, comidas y/o cenas en grupo desde la intimidad (y comodidad) que supone tener tu propio espacio, por no hablar de si lo que buscas es un lugar especial para alguna celebración como una boda. Para todos estos casos, villas.com tiene más de 300.000 alojamientos independientes repartidos en  más de 24.000 destinos por todo el mundo. ¡Casi nada!

Cómo se alquila una estancia vacacional a través de villas.com

Alquilar una estancia vacacional a través de villas.com es la cosa más fácil del mundo. Simplemente tenéis que colocar en el buscador de la página principal una ciudad, región, país o nombre de alojamiento, fecha de entrada, fecha de salida y el número de adultos y/o niños que vais a ser. Además, el buscador puede afinar aun más la búsqueda si le dais más información. Por ejemplo, si escribís Ibiza, el buscador te propone buscar un resultado más preciso si aceptamos algunas de las opciones que nos da: Ibiza (en general), Ibiza (ciudad), Ushuaia – Ibiza (porque sí, hay mucha gente que buscará el alojamiento lo más cercano posible a su discoteca favorita para no tener que depender de un vehículo), Bora Bora Ibiza (playa d´en Bossa) o Aeropuerto de Ibiza. Por supuesto, podéis vosotros mismos afinar la búsqueda si tenéis clara la zona en la que queréis estar. Yo, por ejemplo, tecleé Ibiza – San Antonio puesto que mis calas favoritas están por la zona de poniente y mi viaje consistía en ir #decalaencala.

En la siguiente pantalla, un filtro que ocupa toda la parte lateral izquierda te ayuda a refinar todavía más la búsqueda: cuántas habitaciones queremos, qué rango de precios podemos asumir, qué tipo de alojamiento buscamos (apartamento, apartahotel o villas), qué servicios de exterior nos interesan (por ejemplo, que el alojamiento tenga jardin, piscina o vistas), qué servicios de interior buscamos (por ejemplo, gimnasio, aire acondicionado o lavadora), entre otras muchas más cosas.

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El paraíso existe y se llama Cala Saladeta

En villas.com saben por experiencia que la gente que busca este tipo de alquileres vacacionales no tiene especial predilección por buscar por ciudades  y/o pueblos sino que están más abiertos a mirar en regiones más amplias. Los usuarios pueden utilizar la web para buscar casas rurales con piscina, villas con vistas al mar, casas con cabida para toda la familia, casas pet-friendly… En mi caso, valoro más unas buenas vistas, una buena comunicación por carretera, si hay aparcamiento para el coche (que también suelo alquilar sobre todo cuando se trata de viajes con desplazamientos tan cortos como los de Ibiza), si es una zona tranquila (para poder dormir y descansar como es debido) y, por supuesto, si el alojamiento tiene todas las comodidades que exijo.

Qué hace diferente a villas.com de otras webs

He detectado varias particularidades de esta web que marcan la diferencia con respecto a posibles competidoras:

– Pertenece a Booking, el mayor proveedor de alojamientos en el mundo, y para mí eso es sinónimo de confianza.

-Tiene un servicio de atención al cliente las 24 horas del día, los 365 días del año. Puedes contactar con ellos por teléfono (algo que me parece super importante sobre todo ante una urgencia) o por e-mail. Además el servicio es en español y está totalmente visible en la web (en el menú que hay en la parte superior derecha).

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El mejor baño nos lo dimos en Sa Caleta

-La disponibilidad de todas las villas, apartamentos o apartahoteles de la web está totalmente garantizada con lo que podemos tener la total seguridad de que la reserva está confirmada en el momento de hacerla. Este punto me parece super importante puesto que  no sería la primera vez que reservamos un apartamento y vienen, más tarde, los problemas de alojamiento real y el consiguiente dolor de cabeza que supone. Los que soléis reservar este tipo de alojamientos seguro que sabéis de qué estoy hablando.  Otro punto a favor es que no se realizan cargos de gestión de la reserva.

-Te da la posibilidad de realizar cambios en tu reserva aunque ya esté gestionada y cerrada. Tan solo tendremos que incluir el número de reserva y un pin, datos que se encuentran en el e-mail de confirmación, y hacer las modificaciones de manera inmediata.

– La web incluye información útil de viaje de la zona donde vamos a alojarnos, algo que puede ayudarnos mucho a la hora de elegir un sitio u otro según viajemos en familia, con amigos, solos o en pareja.

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En The Beach Star Hotel en la Bahía de San Antonio

De momento hemos ido a Ibiza, pero aun nos quedan 23,999 destinos diferentes que visitar. Todavía desconozco cuál será nuestro próximo viaje (aunque llevo varias noches soñando con Formentera ;p) y si lo haremos con o sin niños, pero lo que sí tengo claro es que la reserva la volveré a hacer con villas.com. 100%recomendable.

P.D. Prometo otro post con recomendaciones sobre las mejores calas de Ibiza para que os pueda servir de miniguía por si os animáis a hacer una escapadita a La Isla.

Mis artículos #FashionArtWeekend en Well Done Publishers

Como ya os comenté en este apasionante post, uno de los proyectos en los que ando embarcada últimamente consiste en una serie de artículos semanales en los que escribo sobre la moda cuando ésta se convierte en arte. Todos los fines de semana de los meses de junio y julio he escrito un artículo diferente dentro de la sección denominada como #FashionArtWeekend en la web Well Done Publishers, una preciosa tienda on-line de obras de arte localizada en Londres y dirigida por mi querida Marta Ros. Durante el mes de agosto nos vamos de vacaciones pero en septiembre volvemos a la carga con más personajes maravillosos de esos que nunca sabes catalogar pero que a mi me queda claro que son ARTISTAS con mayúsculas. Así que por si no habéis podido leerlos, aquí os dejo los artículos sobre los que he escrito:

1. Prada &Graffiti: In the Heart of Multitude (en inglés).
2. Salvador Dalí & Elsa Schiaparelli: The surreal couple  (en inglés).
3. When Fashion meets «The Memphis Group» (en inglés).
4. Stephen Sprouse: Artist and fashion designer  (en español e inglés).
5. The artist hidden inside Yves Saint Laurent (en español e inglés).
6. The Pre-Raphaelite influence in Fashion (en español e inglés).
7. Luxury Fashion Illustration with Antonio Lopez (en español e inglés).

Prada

 

memphis sergio rossi

anjelica huston stephen sprouse halston

naomi campbell ysl

Dante

oscar de la renta

 

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