En el post en el que os explicaba el funcionamiento de villas.com, la web a través de la que reservé mi apartahotel en Ibiza, os prometí una guía sobre las mejores calas de la Isla. Es posible que no estén todas, puesto que solo estuve tres días y aunque estuve en muchas, seguro que me dejo alguna en el tintero (mejor, así tengo excusa para volver). Os las resumo así:
Mi favorita: Cala Conta.
Como os comenté reservamos el apartahotel en la Bahía de San Antonio puesto que las principales calas que queríamos visitar estaban en esa zona, aunque si alquiláis un coche o una moto, o si os lleváis el vuestro con el ferry, en menos de 1 hora podéis atravesar la isla de Ibiza de una punta a otra. Cala Conta nos gustó por su peculiar forma, como si de un triángulo equilatero se tratara, y porque es arenosa y de aguas turquesas. Nosotros la visitamos a primera hora de la mañana del sábado, prácticamente la estrenamos porque en Ibiza, por suerte para nosotros, la gente va tarde a la playa así que el baño de esas primeritas horas de la mañana es impagable. La cala, además, tiene un chiringuito espectacular que está diseñado como si fuera una continuación de las paredes rocosas y arenosas que guardan este pequeño paraíso y que tiene pinta de tener muy buen ambiente hasta altas horas de la madrugada.
El mejor baño: Sa Caleta.
Sa Caleta es una cala pequeñita cuya orilla está llena de piedras grandes. A excepción de la parte más a la izquierda donde cedimos el espacio a los pocos niños que había. El baño es ideal para niños porque no es profunda, pero es una cala en la que no hay socorristas ni ningún tipo de vigilancia. Había colgados carteles de precaución por aviso de robos así que aunque el agua estaba espectacular no estuvimos mucho tiempo. Otra particularidad de esta cala es la tierra por la que está formada la pared o acantilado que la resguarda. Es de un color rojizo que mucha gente estaba utilizando para embadurnarse el cuerpo, por lo visto, deja la piel más tersa. Me lo anoto para la próxima.
La puesta de sol: Cala Salada.
No es que sea el mejor lugar para ver una puesta de sol, simplemente queríamos ver al sol esconderse desde una cala y Cala Salada fue la elegida. Esta cala tiene una fotografía espectacular pero no es la más idónea para pasar el día. O al menos no lo es para mí porque no me gustan las playas con piedras, yo soy de arena. Lo bueno de Cala Salada es que tiene al lado a Cala Saladeta que sí es arenosa. Desde Cala Saladeta, por su situación, no se puede ver la puesta de sol, así que lo que hicimos fue darnos un baño en Cala Saladeta y esperar al atardecer desde Cala Salada. Se puede ir andando desde una cala a la otra pero el camino no es del todo fácil. Hay que «escalar» una roca que las separa, pero merece la pena porque te puedes quedar con lo mejor de cada una.
El mejor chiringuito: El Chiringuito de Cala Gracioneta.
Aprovechando, como os decía, la cercanía de las calas de San Antonio, nos decantamos también por visitar Cala Gració. Teniamos la intención de comer en su chiringuito, porque era sábado a mediodía, y luego pegarnos un baño en esa curiosa cala en forma de U. Pero el chiringuito estaba lleno y, de rebote, fuimos a parar a Cala Gracioneta. Y así conocimos El Chiringuito de los chiringuitos. Con un servicio y una calidad de super 10, este gastrobar se convierte en una continuación casi mimetizada de la minicala Gracioneta. Quizás la vi más pequeña de lo que en realidad es porque estaba abarrotada de gente pero ya habíamos pasado la hora de tranquilidad y el bar con su música y su barra de cocktails invitaba a empezar la juerga nocturna por el día. La decoración es super bonita y los carteles con mensajes que decoraban las paredes eran de lo más inspiradores (e instagram-eables). Si buscáis un sitio bueno para comer, con vistas, buen ambiente y con una atención de matrícula, el Chiringuito de Cala Gracioneta es vuestro lugar. Para mí es, junto con Cala Sa Conta, el mejor descubrimiento del viaje.
Para los marchosos: Ses Salines y Platja d´en Bossa.
El domingo por la mañana, después de estar en Sa Caleta decidimos probar otro tipo de ambiente y nos dirigimos hacia Ses Salines. Unos años antes estuve en Ibiza con unas amigas y fue nuestro cuartel general de día, así que tenía muchos buenos recuerdos de ella y los quería revivir. Cierto es que el viaje que hice con mis amigas nada tiene que ver con el que he hecho ahora con mi marido. Con ellas me acostaba a las 7 de la mañana y a esa hora es a la que me he estado levantando con mi marido. Así que, en realidad, Ses Salines no iba a ser nuestra cala favorita si lo que buscábamos era tranquilidad. Pero nos encontramos con otro problema con el que no había contado: el parking. Para entrar en estas solicitadas calas hay que pagar 9€ de parking, 6€ si es una moto, así que nos dimos media vuelta y nos fuimos a buscar más paraísos.
La mejor fotografía: Cala d´Hort.
Una de las cosas que quería hacer en este viaje, además de ir #decalaencala y de ver una puesta de sol en alguna playa, era ver Es Vedrà, ese islote mágico que según dicen, forma una especie de triángulo de las bermudas junto con el Peñón de Ifach en Alicante y la costa suroeste de Mallorca. La mejor cala para verlo es Cala d´Hort ya que le queda justo en frente.
Si vas con niños: Cala Llonga y Cala Vadella.
En esta ocasión, nuestros hijos no vinieron con nosotros pero eso no quita que no los tuviéramos presentes en todo momento. De hecho, una de nuestras tareas fue investigar sobre las mejores calas para ir con ellos. El año que viene se vienen con nosotros y las elegidas son Cala Llonga, que es mas bien una playa y demasiado parecida a las de la península con lo que no nos impresionó tanto, paisajísticamente hablando, como las demás, y sobre todo, Cala Vadella (en la imagen), una cala que también, por su extensión, parece una playa y que está un poco más urbanizada que las anteriores. Lo bueno de estas calas es que están perfectamente equipadas y llenas de comodidades con lo que son ideales para ir en familia.
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¿Qué os parece esta miniguía? ¿Me he dejado alguna cala importante por ver? Espero que sí porque espero volver y descubrir más maravillas en forma de calas.