Oficialmente hasta el 23 de septiembre sigue siendo verano, pero técnicamente asociamos final del verano con el final de las vacaciones y la vuelta al trabajo. Siendo así, septiembre se convierte en una especie de segunda oportunidad que nos da un año que se acerca a su etapa final y en un inicio de curso que unos llevaremos peor que otros.
En esta nueva casilla de salida en la que nos encontramos, septiembre se vuelve un poco enero (cuesta incluida) y se llena de propósitos y yo no iba a ser la nota discordante. En el momento en que escribo esto, no es día 1 aún pero yo ya tengo mis cuatro grandes propósitos definidos. Hoy te cuento uno de ellos.
«I don’t know where I’m going from here but I promise it won’t be boring»
David Bowie
Ahorrar reduciendo los Gastos Hormiga
¿? Así reaccioné yo cuando leí este término hace unos meses. Pero te explico: Imagina que tienes una hucha. Quieres ahorrar (mi talón de aquiles, por cierto) para alcanzar alguno de tus objetivos, como comprar algo que te gusta o tener un fondo para emergencias.
Sin embargo, por otro lado y casi sin darte cuenta, gastas pequeñas cantidades de dinero en cosas que puede que no sean realmente necesarias. Por ejemplo, compras una botella de agua en la tienda todos los días en lugar de llevar una botella reutilizable contigo. O tal vez te suscribiste a varias televisiones de pago porque querías ver esas series de las que todo el mundo hablaba (malditos FOMO).
Esos pequeños gastos, aunque individualmente parezcan insignificantes, al juntarlos pueden sumar una cantidad importante de dinero con el tiempo. ¡Los expertos dicen que suele ser una media de 150€/mes por persona!
Este tipo de gastos se llama «gastos hormiga«. La palabra «hormiga» se usa para representar la idea de que son pequeños, pero pueden acumularse con el tiempo, al igual que las hormigas pueden trabajar juntas para mover cosas mucho más grandes.
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La idea detrás de comprender y controlar los gastos hormiga es que al eliminar o reducir estos pequeños gastos innecesarios, podremos ahorrar más dinero para cosas que realmente importan, como alguna meta financiera a largo plazo o ese viaje soñado.
¿Significa eso que debería renunciar a ese café tan bueno que me tomo cada día en la cafetería que hay cerca del trabajo? Para nada. Los pequeños placeres son los que dan sentido a nuestro día a día. Pero me he hecho una lista de esos gastos hormiga que tengo y es más grande de lo que pensaba. Mi propósito es reducirla.
En familia
Siguiendo con los gastos hormiga, en mi lista aparece la suscripción anual a Disney+, pero es un gasto que voy a mantener por dos motivos: 1. porque la suscripción se renueva en mayo (ya veremos entonces) y 2. porque la estamos usando mucho. Ahora mismo estamos viendo todas las películas de Marvel por orden cronológico. Es un plan que te recomiendo si tienes niños mayores de 7 años en casa o si simplemente te gustan las películas de superhéroes. Aquí tienes el listado ordenado que estamos siguiendo nosotros. Ya es casualidad que justo la que nos toca ahora ver es la de Antman y la Avispa. Es una señal.
Una banda sonora
Los adultos de la casa hemos empezado con la segunda temporada de The Bear (Disney+) y a la espera de llegar a los últimos capítulos de los que todo el mundo habla (otra vez ese odioso FOMO) me quedo y recomiendo su banda sonora formada en su mayoría por el rock de los años 80, 90 y 2000.
Diría que me teletransporta a mi juventud, pero lo que realmente hace es actúar como una especie de banda sonora de todas las etapas de mi vida hasta hoy.
Encontré en Spotify (otro gasto hormiga al que de momento tampoco voy a renunciar… madre mía, esto no va a funcionar) una lista con todas las canciones de las dos temporadas. Estoy en bucle.
Un libro
Soy consciente de que tengo un problema con mi compra compulsiva de libros, así que me he marcado un objetivo: tener un solo libro en la mesilla de noche y cuando lo acabe, comprar otro, o cogerlo de la biblioteca. Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad.
Pero no puedo acabar sin recomendar el último libro que me he leído. Conté por aquí la bonita historia que hizo que conociera de la existencia de El Regalo. Quizás es una recomendación exagerada porque, repito, hay una historia simple pero bonita para mí que igual me hace verlo con otros ojos, pero el caso es que me lo he leído en dos días (hacía tiempo que no me pasaba) y encima me deja enseñanza.
Ahora sí… ¡septiembre, aquí vamos!
Portada Foto de Guillaume de Germain en Unsplash
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