No se me caen los anillos al afirmar que, en lo que a finanzas se refiere, soy una auténtica analfabeta. Y no, no me refiero a temas pro como invertir en bolsa o incluso en criptomonedas. No. Para mí los bancos hablan en chino y desde que se digitalizaron, muchísimo antes de la pandemia, intento pisar entre cero y nada mi sucursal, por comodidad, sí, pero también por miedo a que me intenten colar algún «seguro», «comisión», «inversión», «plan de pensiones» o «plan de ahorro» en el que seguro, seguro terminaré perdiendo dinero. O esa, al menos, es la sensación continua que tengo.
Y no. No es que mi banco sea timador por naturaleza (¿no? ¿NO?). Es que os lo he dicho en la primera frase: soy un desastre financiero andante y mi ignorancia antes estos temas me hace desconfiar de entrada.
Pero, casualidades de la vida, hay temas que siempre he dominado más y este blog puede dar buena cuenta de ello, que están relacionados con la moda, la belleza, el bienestar personal… (bueno, y la informática, las telecomunicaciones y la docencia, que del aire no vivo), y gracias a los cuales, por pura carambola, he dado con un libro y una persona que, me atrevería a decir, me ha cambiado la vida. Bueno, no tanto, que me emociono enseguida. Pero me ha hecho entender muchos temas de economía familiar por el simple hecho de que me los ha contado de una manera que entiendo y ha conseguido despertar mi interés y sobre todo mi motivación para intentar arreglar mi actual caos monetario.
Se trata del libro «Invierte en ti«, de Natalia de Santiago, publicado por Planeta y he sabido de su existencia gracias a mi fanatismo por el podcast de Cristina Mitre. Ahí tenéis el nexo.
Invierte en ti, de Natalia de Santiago
Mitre entrevistó a Natalia a principios de año, casi después de la súper entrevista a Margarita del Val (madre mía, es que ni un capítulo malo tiene esta mujer), y no os exagero si os digo que ya he escuchado tres veces esa entrevista, tomado notas y empezado a actuar con todo el desastre financiero que me rodea actualmente (actualmente y de siempre, ya me entendéis).
No quiero entrar en muchos detalles porque considero que es un libro que, como rotulo en el título que da nombre a este post, debería estar en los estantes de todas las casas, para leer, releer, estudiar, aprender y poner en práctica, pero en el mencionado podcast se habla mucho y muy bien sobre los temas importantes que trata y desde ya os recomiendo escucharlo con libreta y boli a mano.
Sobre el libro os diré que está muy bien escrito en el sentido de que habla muy claro cristalino sobre cada punto que trata, pero además se acompaña con un lenguaje muy sencillo y un tono muy cercano, muy casi de amigas, muy de tú a tú, con inteligentes pinceladas de humor y ejemplos acertadísimos. Y lo que considero más importante, si cabe, con tablas y esquemas realizados con datos reales.
Desgranando capítulo a capítulo
Lo primero que hice tras leer el primero de los once capítulos del libro fue darme de baja de un par de suscripciones de pago que tenía y a las que, la verdad, no sacaba partido. Parece un consejo casi de cajón, pero ahorrar 30€ cada mes desde enero, ha sido mi primer plan de ahorro. 30×12=360€ que me he ganado… o que no he perdido. Poca broma, ¡eh!
Después de dar de baja esas suscripciones, lo siguiente que hice fue revisar y mejorar el excel que tengo en el que incluyo todos los gastos e ingresos a nivel mensual que entran y salen por y de mi casa. Es el famoso presupuesto que ocupa el primer capítulo del libro. Sí, yo ya tenía uno hecho. Oye, a lo mejor no soy tan negada en esto. Me estoy viniendo arriba. Proud of me.
Siguiente punto clave: ¿tengo «bajo el colchón» guardados entre tres y seis meses en activos líquidos (vamos, en dinero contante y sonante)? En mi caso, sí. ¡¡Emoción!! Aunque el mérito es más de mi marido que mío, yo soy gastadora sin límite por naturaleza. Pero, oye, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad…
Contínuamos y llegamos a mi pinchazo. (vaya, mi camino de rosas se acaba de marchitar). El ahorro. Sí, yo era de las que veía el ahorro como aquello que sobra a final de mes. Pero, siendo sincera conmigo misma, ¿realmente me sobra algo a final de mes? He tenido trabajos mejor y peor pagados, y siempre he llegado a fin de mes prácticamente a 0. Ese es mi gran fallo. Modifico mis gastos según los ingresos que tengo. Que sí, se supone que eso es lo que hay que hacer si vienen vacas flacas, pero si estamos en época de bonanza entono un mea culpa porque en esos momentos no me he acordado de ahorrar. Hasta ahora.
Sí, Natalia, te he hecho caso y he añadido una columna en mi presupuesto llamada ahorro y ahí voy a meter el 10% de mi sueldo del mes. Después ya llegará el plan de ahorro (que ya debería tener – socorro que me agobio. Respira. Respira) y finalmente, el plan de pensiones.
Sí, Natalia, que el sistema de pensiones que tenemos actualmente es insostenible es de lo poco que tenía claro, pero paradójicamente, hasta ahora ni me había planteado abrirme uno. Quizás porque me creo forever young pero el otro día me llamaron de usted, luego señora y el óptico me ha dicho que necesito gafas de cerca… y otra cosa no sé, pero las indirectas las capto enseguida. Así que ya tengo objetivo: tener un plan de pensiones antes de que acabe el año. Me estudiaré ese capítulo de pe a pa.
Educación financiera
Como docente que soy, por fin puedo hablar y opinar con conocimiento de causa en este post, no puedo más que darle TODA la razón a la autora del libro. Estos temas deberían estudiarse en la escuela. Saber qué es una hipoteca, el TAE, la inflación, los planes de pensiones, los tipos de interés… en definitiva, tener unas nociones básicas sobre economía, al igual que la asignatura de informática (aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, barro para casa) deberían ser obligatorias porque, nos guste o no, formarán parte de nuestra vida y ¿qué es sino una preparación para la vida lo que se tiene que aprender en las escuelas?
Ahí lo dejo. O casi. Porque es de bien nacido ser agradecido. Cuánto he aprendido con este libro. Cómo me ha abierto los ojos este libro. Gracias por este libro.
Y por si quedan dudas: #postNOpatrocinado. Eso sí, un enlace de afiliación sí que hay. Honestidad ante todo, porque como os decía, me gusta escribir, me gusta recomendar libros que aportan, pero también me gusta llegar a final de mes…y ahorrar 😉